Libro final
En Harry Potter y las reliquias de la muerte, se revelan cosas de la juventud de Dumbledore jamás dichas. Aparte, Dumbledore le deja en su testamento a Harry la snitch que atrapó en su primer partido de Quidditch, y la espada de Gryffindor que Harry obtuvo en el segundo libro. Por otro lado, le deja a Ron Weasley un Deluminador, y a Hermione Granger, un libro llamado Los Cuentos de Beedle el Bardo.
Dado que Dumbledore murió, y el Ministerio de Magia cae, Severus Snape es puesto como director de Hogwarts por Voldemort, quien lo transforma en un colegio de magia tenebrosa, preparando a los alumnos a servirle en el poder de Voldemort.
Rita Skeeter escribe historias acerca de la juventud de Dumbledore, y al leerlas, Harry duda acerca del Dumbledore que una vez conoció. En su búsqueda de los Horrocruxes, Harry llega a odiar a Dumbledore por no dejarle más explicaciones, y se siente frustrado por esto. Harry habla con Aberforth Dumbledore, el hermano de Albus, quien le cuenta más acerca de la juventud de éste.
Casi al final del libro, Snape le entrega sus memorias a Harry, antes de morir, pues es asesinado por la culebra de Voldemort, Nagini, pues éste cree que de esa forma se haría dueño de la Varita de Saúco. Utilizando el pensandero de Dumbledore, Harry ve las memorias, y se da cuenta de quién en realidad era Snape: siempre había trabajado en realidad para Dumbledore, pues desde su juventud había estado enamorado de Lily Evans, la madre de Harry. Al revelarle acerca de la profecía a Voldemort, se arrepintió profundamente de esto, pues Voldemort fue por Lily, James y Harry. Snape le había pedido a Dumbledore que los protegiera, pero aún así Voldemort pudo matar a Lily y a James, pero por la magia de su madre, Harry no murió. Snape le prometió a Dumbledore proteger a Harry en su vida. Snape protegió a Harry a través de todos los años, y aunque lo trataba mal (pues era muy parecido a James, que fue odidado por Snape, especialmente por haberse casado con Lily), siempre lo libró de todo daño posible, especialmente porque los ojos de Harry eran iguales a los de su madre, que hacía que Snape no dejara de cumplir la promesa de protegerlo.
Con aquellas memorias, también se revela que Dumbledore tenía la mano negra por ponerse el Anillo de Gaunt, que había sido transformado en un Horrocrux. Sin embargo, el anillo también era la Piedra de Resurrección, una de las Reliquias de la Muerte. Al ponerse el anillo, Dumbledore esperaba hablar con sus padres y su hermana, pero la maldición del Horrocrux le cayó, dándole menos de un año de vida. Dumbledore le pidió a Snape que él lo matara personalmente para evitarle el dolor y la agonía de la maldición, y también para que Draco no lo hiciera, pues su alma aún estaba intacta.
Harry también aprende con aquellos recuerdos que él mismo es un Horrocrux: un fragmento del alma de Voldemort cayó en él cuando Voldemort trató de matarlo de bebé. Harry se sacrifica por los demás: va al Bosque Prohibido, y usa la Piedra de Resurrección escondida en la snitch que Dumbledore le había dejado. Los fantasmas de Lily Potter, James Potter, Remus Lupin y Sirius Black aparecen, y le dan aliento para que se sacrifique. Harry va a donde está Voldemort, y deja que lo asesine.
Cuando Harry es asesinado, éste aparece en lugar entre la vida y la muerte, y Dumbledore aparece junto a él. En éste, Dumbledore le explica que como Voldemort tiene la sangre de Harry, éste no puede morir mientras Voldemort viva. En este lugar, Dumbledore le dice a Harry de todo lo que se arrepiente, especialmente de no saber si fue su hechizo el que mató a su hermana. Harry despierta y se encuentra a sí mismo en el bosque, y enfrenta a Voldemort en Hogwarts. Harry le revela que él es el poseedor de la Varita de Saúco: Draco le había quitado la varita a Dumbledore, y Harry le quitó la de Draco. Con todos los Horrocruxes destruídos, Harry se enfrenta a Voldemort, pero la Varita impide matar a su dueño y mata a Voldemort.
Harry habla con el retrato de Dumbledore acerca de lo que haría con las Reliquias de la Muerte: conservaría la capa, pero la Piedra se había perdido en el bosque, y dejaría la varita en la tumba de Dumbledore.
En el epílogo del libro, Harry está casado y tiene tres hijos. Uno de ellos se llama Albus Severus Potter, nombres puestos por Dumbledore y Snape.
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